*Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T.
La protección civil no es solo un protocolo o una oficina de gobierno. Es un compromiso de Estado, una responsabilidad colectiva. Porque proteger la vida de la gente debe estar siempre por encima de intereses partidistas o burocráticos.
El sismo de 1985 evidenció que no estábamos preparados para hacer frente a desastres naturales de alto impacto. Miles de vidas se perdieron, no solo por la fuerza de la naturaleza, sino por la falta de preparación y la ausencia de recursos suficientes para hacer frente a ese tipo de eventos. Aquella tragedia, sin embargo, despertó una nueva conciencia social;los ciudadanos organizados mostraron que el pueblo tiene la capacidad de ayudarse a sí mismo cuando la tragedia es grande.
Hoy, gracias a esas lecciones, contamos con un Sistema Nacional de Protección Civil, protocolos de emergencia y alertas tempranas. Pero los sismos de 2017 nos recordaron que aún hay mucho por hacer; reconstrucción lenta, apoyos que no llegaron a tiempo y familias que todavía esperan justicia.
A diferencia de épocas pasadas, se ha fortalecido la Coordinación Nacional de Protección Civil, actualmente se invierte en tecnología para alertas y se combate la corrupción que antes desviaba recursos destinados a damnificados. La 4T impulsa un principio claro, primero los pobres, es por ello que los programas de reconstrucción sonmás transparentes, los apoyos son directos y la capacitación de brigadistas es constante. Estos son ejemplos de cómo un gobierno puede trabajar de manera honesta y cercana a la ciudadanía.
Nuestro estado también enfrenta riesgos sísmicos y volcánicos. Aquí, la protección civil debe asumirse con seriedad: capacitar brigadas comunitarias, realizar simulacros efectivos y garantizar que cada municipio cuente con planes claros de emergencia. Recordemos que quienes más sufren en un desastre son siempre las familias más vulnerables, aquellas que viven en zonas de riesgo o en viviendas precarias. Protegerlas es un acto de justicia social.
La experiencia nos enseña algo fundamental; que la protección civil no depende solo de las autoridades. En cada sismo hemos visto cadenas humanas, brigadistas espontáneos, centros de acopio y una solidaridad que define a México. Ese espíritu ciudadano es de un pueblo organizado, informado y solidario y esa es la mejor defensa frente a cualquier desastre natural.
Los sismos nos recuerdan que somos un país vulnerable, pero también fuerte. Hoy, los tlaxcaltecas, reafirmamos el compromiso de trabajar unidos, autoridades y ciudadanía,para que cada simulacro, cada alerta y cada acción preventiva nos acerquen a un México más seguro y solidario.
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