385Grados / Opinión / José Antonio Guarneros / Qué tal amigos, en esta ocasión vamos a platicar sobre las estrategias que los partidos políticos y los propios políticos, emplean para posicionarse como aspirantes a las candidaturas con miras a los comicios de 2027.
De ahí que, en los últimos días hemos sido testigos de la forma en que los líderes de los diferentes partidos políticos han iniciado con sendas estrategias para tratar de posicionar a sus “cartas fuertes” rumbo a los comicios de 2027, aunque esto a la población le parece una falta de respeto, pues todavía no se cumplía un año de las actuales administraciones municipales y ya habían salido las encuestas, todas divulgadas desde sus equipos de comunicación social, hasta parece que se ponen de acuerdo, todos van ganando con diferentes candidatos”.
Empero, este tipo de estrategias, todas impulsadas desde grupos de asesores contratados por los dirigentes de los partidos políticos, no son más que una forma de empezar a jugar sus cartas, pues si bien han dado a conocer nombres de sus posibles candidatos, ningún instituto ha descartado la posibilidad de conformar una alianza para hacer frente a Morena, hasta parece que presentan a sus “gallos” para negociar en una posible coalición.
Explico mi comentario, el primero en venir a Tlaxcala, desde el CEN del PRI fue el secretario de organización, Armando Meade Ocarzanza, quien, en una conferencia de prensa en la sede estatal del tricolor, declaró que este instituto ya emplea una estrategia para recuperar la gubernatura en Tlaxcala y para ello destapó a la senadora Anabell Ávalos Zempoalteca y al actual dirigente estatal, Enrique Padilla Sánchez.
Ese 10 de julio, Armando Meade también anunció que la estrategia es que el tricolor vaya solo en la contienda, en busca de la gubernatura, alcaldías, diputaciones locales y federales, ah, pero después dijo que “en su momento, cada dirigencia del estado, según convenga, revisará la conveniencia de una coalición con alguna fuerza política”.
Después, el presidente del CEN del PAN, Jorge Romero Herrera, visitó la Tlaxcala el 24 de julio, y también en una rueda de prensa en la sede del albiazul, destapó a la actual diputada local por la vía plurinominal, Miriam Martínez Sánchez y al exdiputado panista y también excandidato a la gubernatura, pero por el PAC, Juan Carlos Sánchez García, como sus cartas fuertes en busca de la primera magistratura en Tlaxcala, ah, pero también dijo que no están cerrados a conformar una alianza con algún otro partido.
Pero después, el dos de agosto para ser precisos, el excandidato a la presidencia de la República por el partido Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, durante una visita por el estado de Tlaxcala, declaró que el ex candidato del partido naranja a la diputación local, Delfino Suárez, a quien se le conoce más por el alias de “El Changuito”, es al candidato idóneo para ganar la gubernatura en Tlaxcala.
Ese día precisó que “lo que queremos es que aquí (en Tlaxcala) se mida y se haga laboratorio del buen gobierno de Movimiento Ciudadano para México, que aquí pongamos el ejemplo en salud, en seguridad, en educación. Que aquí, como decía Dana (dirigente estatal de MC), pongamos el ejemplo, y me da gusto que estén aquí las personas más importantes de nuestro movimiento que son las niñas y los niños que, aunque no votan y por eso los políticos tradicionales no los toman en cuenta, debemos cambiar su vida”, ah, pero tampoco descartó conformar una alianza con otro partido político para hacer frente a Morena en los comicios de 2027.
Con estos datos, lo que se hace muy evidente es que están jugando sus “cartas” para negociar en una conformación de una posible alianza, y que los tres partidos políticos que tienen presencia a nivel nacional se lanzan mensajes y presumen a sus gallos, que a decir verdad ninguno de ellos representa un posible triunfo en las urnas del primer domingo de julio de 2027.
Lo que las dirigencias nacionales no han avizorado, es la coyuntura que representan partidos políticos con registro estatal y que a la postre han demostrado tener mayor fuerza política en la entidad, por ejemplo, el Partido Alianza Ciudadana (PAC), que tiene más alcaldías que el PAN o el propio Partido de la Revolución Democrática (PRD), que aunque algunos no los voltean a ver, creo que no lo deben dar por muerto, pues les puede dar una sorpresa.
Donde la efervescencia por la candidatura al Gobierno del estado más pequeño del país está a todo lo que da, es en Morena, donde ya hay vari@s suspirantes (al menos cinco), a suceder en el cargo a la actual gobernadora morenista Lorena Cuellar Cisneros, casi todos se forman para ser ungidos por la mandataria, digo casi todos porque la senadora, también morenista, Ana Lilia Rivera Rivera, se ha desmarcado del circulo político que encabeza Cuellar Cisneros, incluso ha criticado diversas acciones de la actual administración.
En diferentes sectores de la sociedad tlaxcalteca se dice que, en Morena, los dados están cargados para que el hijo del exgobernador Alfonso Sánchez Anaya, y actual alcalde capitalino, también de nombre Alfonso Sánchez, pero García, sea el sucesor de Lorena Cuellar Cisneros, incluso se especula sobre una gran alianza entre personajes de la vida política en Tlaxcala que no precisamente forman parte de la 4T.
Aunque, el mensaje de la dirigente nacional del partido en el poder, Luisa María Alcalde, no le da la certeza a Alfonso Sánchez García para que sea el candidato del partido que enarbola el slogan del “NO mentir, NO robar y NO traicionar al pueblo”.
La clase política sin Clase
Por otro lado, la clase política se ha quedado sin clase, pues la percepción social de la clase política es distante o desconectada de la ciudadanía, que son personas con privilegios, corrupción o falta de representatividad y su actuar tiene un impacto directo en la vida pública y en la sociedad de manera negativa, basta recordar la reciente y vergonzosa pelea en la máxima tribuna de El Senado de la República, entre dos personajes que, no mostraron su clase política y menos su “clase” (entiéndase educación, valores, la calidad moral y la altura de miras que se esperaría de quienes, se supone guían a la sociedad).
Cuando hablamos de “Clase política sin clase” nos referimos al grupo de personas que ostentan el poder político sin educación, sin ética, sin dignidad, sin decoro, que actúan de forma contraria a lo que deberían representar, se privilegian a sí mismos en vez de servir al pueblo, usan el poder para beneficio personal o de grupo y se conducen con arrogancia, corrupción o desprecio hacia la ciudadanía, lo que genera desconfianza social hacia la política.
Estamos ya viviendo el preámbulo de un proceso electoral en el que habrá sucesión gubernamental, de legisladores, alcaldes y lo que todo esto conlleva. Y aunque la percepción social de la clase política es de desconfianza, muchas personas le siguen en juego a los líderes partidistas a las “corcholatas” que quieren apropiarse del “hueso mayor de dinosaurio” para perpetuarse en el poder político, para preservar a las familias privilegiadas, a las dinastías políticas, etcétera, etcétera, etcétera.
Esas “corcholatas”, que pagan encuestas que las favorecen y a medios de comunicación y asesores político-mediáticos, que ya las posicionan como ganadoras, están y estarán presentes en todas las formas de propaganda anticipada ¿y las autoridades electorales ‘apá?, bien gracias.
Así nuestra clase política sin clase, que quiere seguir con prácticas añejas para no dejar el poco o mucho poder que tiene y que poco o nada se interesan por el bien común. El proceso electoral se acerca cada vez más… pongámonos a pensar.