*La celebración se llevó a cabo en la catedral.
385Grados / Tlaxcala / REDACCIÓN / Durante la Misa Crismal, el obispo Julio César Salcedo Aquino convocó a los 125 presbíteros presentes en la celebración en el marco del Día del Sacerdote a realizar obras de misericordia y atender con ternura «las llagas de Jesús», visibles en quienes sufren.
La celebración eucarística tuvo lugar en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de la capital con la presencia de la mayor parte de los sacerdotes del estado. Fue precedida por una Hora Santa a puerta cerrada y durante la misa crismal, el Obispo bendijo el Santo Crisma, los Santos Óleos y los Óleos Catecúmenos que posteriormente fueron repartidos a los curas.
Al inicio de la Misa Crismal, el secretario canciller de la Diócesis, Francisco Rodríguez Lara, dio lectura al nombramiento de los miembros del Consejo Presbiteral, un grupo de sacerdotes que representa al resto en una especie de senado y cuyo objetivo es coadyuvar en el gobierno de la Diócesis por un periodo de dos años.
El Consejo Presbiteral estará conformado por los sacerdotes Pedro Cuatecontzi Flores, Ranulfo Rojas Bretón, Arturo Gutiérrez Hernández, Juan Gabriel Pérez Muñoz, Oscar Sánchez Carreño, Jorge Iván Gómez Gómez, Francisco Rodríguez Lara, Victorino Osornio Osornio, Humberto Jordán Sánchez Vázquez, Jesús Arroyo Sosa, Nicolás Flores Vázquez y Salvador Sánchez Álvarez; a quienes el Obispo conmino a conducirse «con verdadera atención y diligencia y espíritu eclesial por el bien de nuestro Diócesis y atentos siempre a impulsar una iglesia unida y en continua sinodinidad».
Durante la homilía, Salcedo Aquino convocó a todos los integrantes de la Diócesis de Tlaxcala que renovaron sus votos sacerdotales a fomentar la calidad del pueblo santo, a fortalecer los sacramentos, y a salvar a las personas con La Palabra para así enfrentar los poderes contrarios al Evangelio.
«Venimos de diferentes puntos cardinales de la geografía de nuestra querida Diócesis, ustedes comparten la riqueza de fe de nuestro pueblo, su sencillez y su sensibilidad espiritual y apostólica. También conocen la pobreza de nuestro pueblo, las inquietudes y preocupaciones de trabajadores, campesinos y familias, la búsqueda de sentido en los jóvenes; los sufrimientos de los enfermos y la soledad de los ancianos; la marginación de las familias pobres y de muchas personas; la violencia intrafamiliar, la falta de reconocimiento de la dignidad de la mujer; y el rechazo de los migrantes; la carencia de paz en nuestras comunidades y Nación; el descuido de la casa común; la contaminación de nuestros ríos causante de enfermedades renales y de cáncer; a violencia, el secuestro, la indiferencia. Hermanos sacerdotes, estas manifestaciones de la cultura de la muerte son las llagas de Jesús que tenemos que curar», afirmó.
Por ello, el Obispo los exhortó a ser canal de buenas noticias, a liberar a los oprimidos a que sus palabras y acciones sean acontecimientos de gracias para quienes carecen de esperanza y sentido de vida; así como a realizar obras de caridad que los acerquen a acariciar y sanar las llagas de Jesús.
Les recordó que fue un Jueves Santo, durante la Última Cena, cuando Jesucristo llamó a sus primeros sacerdotes; por los que reiteró que su unción como tal no es para sí mismos, sino para compartir su vocación, ensuciarse las manos, tocar la fe, fidelidad, esperanza y generosa entrega de la feligresía.
Finalmente, les felicitó por la renovación de votos y agradeció el acompañamientos que le han brindado desde su llegada a la Diócesis de Tlaxcala. Pidió por aquellos curas que viven situaciones de crisis y búsqueda, y recordó a quienes han fallecido en el último año, los presbíteros: Ranulfo Méndez Flores, Agustín Hernández López, Donato Zempoalteca Briones, así como al diácono permanente, Eduardo Velázquez Vázquez.
