385 Grados / Columnas / REDACCIÓN / Durante el desarrollo del siglo XX el sociólogo David Easton desarrolló un modelo de análisis político que se conoció como “la caja negra”. En este planteaba, que de la sociedad surgen permanentemente demandas que posteriormente son procesadas en una caja negra, la cual representaba a los poderes del estado y los diferentes órdenes de gobierno y, finalmente de ella (la caja negra) surgían respuestas: leyes, programas de gobierno o políticas públicas.
Este modelo de análisis político estuvo vigente durante varias décadas y servía como un esquema didáctico que trataba de explicar la manera en que interactuaban las diferentes fuerzas del sistema político. En la actualidad, este modelo es lejano a la realidad y la lucha que ejercemos desde los poderes del Estado y los ciudadanos, consiste en transparentar esa caja negra.
El discurso democrático ha adquirido nuevos significados y entre ellos están el acceso a la información pública, la transparencia, la rendición de cuentas, la participación ciudadana, el control social y la calidad en las acciones de gobierno. Hoy luchamos contra la opacidad, la discrecionalidad, la simulación y el lucro.
En el caso del poder legislativo tenemos aún mucho por hacer. Es urgente que exista un proceso conversacional y de acompañamiento entre los ciudadanos y los legisladores. La legalidad y la producción legislativa no son suficiente para la legitimidad del quehacer parlamentario.
El acceso a la información pública es un derecho de los ciudadanos y una obligación de los legisladores. El ejercicio del gasto público, los mecanismos que desarrollamos en la toma de decisiones políticas y el fundamento jurídico de nuestras acciones desde el poder legislativo, deben estar contenidas dentro de la página web institucional. Sin embargo, la máxima publicidad de esta información no es suficiente, necesitamos reencontrarnos con los ciudadanos y argumentar sobre el trabajo que realizamos.
Las redes sociales pueden jugar un papel importante en este nuevo proceso de acompañamiento y trabajo colectivo. Los retos de la pandemia nos han llevado a hacer de internet el espacio público de la convivencia social. Esto no significa que se pueda sustituir el contacto y el diálogo abierto y directo al que estamos acostumbrados como seres sociales. Si bien es cierto que internet ocupó un espacio importante en nuestras vidas durante la pandemia de COVID 19, hoy debemos recuperar el diálogo y la discusión pública.
Ser parlamentario invoca el termino “parlar” lo que equivale a conversar, debatir, discutir, persuadir y hablar. Un legislador o parlamentario debe ser una persona que haga deldiálogo y el debate sus herramientas de trabajo, sobre todo para informar sobre sus actividades como una nueva forma de vivir la política. La transparencia es en sí misma un mensaje que comunica las convicciones políticas de quienes hoy ejercemos una responsabilidad pública.