385 Grados / Nativitas / Constanza Guarneros / A 11 años de la tragedia, ésta no se olvida, menos cuando esta vez se repite la fecha, ese viernes 15 de marzo, como hoy.
Era el año 2013, la comunidad de Jesús Tepactepec, en el municipio de Nativitas, enclavado al sur de la entidad, celebraba, como de costumbre, el Quinto Viernes de Cuaresma.
Una camioneta repleta de gruesas de pólvora, así se acostumbraba, escoltaba a decenas de personas, era momento de la procesión.
En las inmediaciones de la capilla, se vivía la fiesta. Al son de la música de viento, los comerciantes estaban listos, había puestos de garnachas, de comida, de frutas, de fritanga, esperaban que fuera su día, se trataba de una fiesta.
A 11 años de la tragedia, que enlutó a casa una treintena de hogares, hoy los feligreses cambiaron los cohetones de pólvora por flores, para no poner en riesgo a las familias, a los feligreses.
La explosión ocurrida ese viernes 15 de marzo, además de personas sin vida, dejó a decenas de lesionadas con amputaciones y quemaduras que les cambió la vida.
Padres, hijos, peregrinos y creyentes caminaban por las calles de Tecpactepec, no había miedo, ni temor, pese a que algunos cargaban sobre la espalda o los hombros las gruesas de cohetes.
La escena se repetía con algunos infantes, claro el peso era menor, no así la camioneta que cargaba con más de 70 gruesas.
Era una tradición, pues por décadas las familias entregaban la salva en ofrenda a Jesús de los Tres Caminos.
Cuando de pronto vino la explosión, que en cuestión de segundos alcanzó a todos; a las decenas de feligreses, fue una tragedia, que terminó con la vida de casi una treintena de personas.
Un fuerte estruendo se escuchó a kilómetros, bueno, hasta cimbró las casas, escuelas y demás, rompió vidrios de todo tipo.
Como escena de ficción, los sobrevivientes corrían sin ropa, incluso sin extremidades, los gritos de dolor inundaban las calles, clamaban auxilio.
Mientras tanto, el sonido de las sirenas por las ambulancias, que no se daban abasto, se escuchaban por todo el estado, la indicación en los hospitales de Sesa, del IMSS, del ISSSTE, fue precisa.
Debían recibir a todos, sí a todos los accidentados, que se contaban por decenas.
Los nosocomios de la región no se daban abasto, se trataba de una escena nunca antes vista en Tlaxcala, era una verdadera tragedia.
Los helicópteros de Puebla y de la ciudad de México, comenzaron a sobrevolar la zona.
Trasladaban a pacientes a esas entidades federativas, es más, algunos fueron llevados a Texas, a hospitales especializados, varios permanecieron allá por varios meses, mientras se recuperaban.
A 11 años de esa tragedia todo cambió!
Ahora, treinta ceremonias eucarísticas celebradas del 14 de febrero al 15 de marzo, se suman a nueve grupos de mariachi, bandas y diez peregrinaciones provenientes de Puebla, Estado de México y Tlaxcala, son parte de los festejos del Quinto Viernes de Cuaresma.
Ahí estará presente el obispo de Tlaxcala, como lo hace desde hace 11 años.
Ya no más pólvora, ya está prohibida en esta celebración religiosa que también se realiza para recordar a las víctimas de ese Viernes 15 de marzo, un día como hoy.
